¡Cuánto tiempo! En verdad no, ayer publiqué el capítulo 1 de Elver, pero hagamos como que sí. Hoy os voy a hablar del argelino Albert Camus, el padre del absurdismo. Como podéis ver por el nombre, es básicamente sobre el absurdo. Y no, no voy a decir que no, que es mucho más que eso, ni nada, es literalmente sobre el absurdo. Literalmente esta filosofía afirma que la vida no tiene sentido: es absurda, sin ningún significado, y lo mejor que podemos hacer es aceptarlo.
Solo piensa que el universo tiene más de 13 millones de años, y de todo ese tiempo, la humanidad solo lleva en él 300.000 años: un 0,002%. El humano es completamente insignificante.
Camus nació el 7 de noviembre de 1913 (curiosamente cumpliría años ayer) en la Argelia francesa. En 1914 su padre murió en la primera guerra mundial, dejando a su esposa casi sordomuda y analfabeta al cuidado de Albert y su hermano. Gracias a una beca que tenían los huérfanos por la guerra consiguió sacar adelante sus estudios en medio de muchas dificultades económicas. También se interesó por el deporte en su época universitaria, siendo el portero titular del equipo de la universidad. Pero tuvo que dejarlo debido a que empezó a padecer de tuberculosis. Empezó a escribir principalmente como periodista, pero se dio cuenta de que, en Argelia, que tenía una política muy delicada, sería difícil escribir como él quería (de hecho, después de una investigación que tuvo mucha repercusión el gobierno actuó para que no encontrara trabajo) así que se mudó a París en 1940. En 1942 publica sus primeras 2 novelas, que también son de las más contribuyentes a su filosofía absurdista: El Extranjero y El mito de Sísifo. En 1957 ganó el premio Nobel de literatura con solo 44 años, aunque lamentablemente en 1960, con 46 años, murió en un accidente automovilístico.
También habló mucho sobre política y ética: consideraba que el comunismo actual era egoísta y un despropósito, porque se estaban dando libertades y vidas a cambio de crear una sociedad completamente igualitaria. Esto hizo que fuera expulsado del Partido Comunista Francés, siendo acusado de trotskista.
En El mito de Sísifo Camus presenta su pensamiento filosófico usando el mito griego de Sísifo. En este mito, el rey Sísifo es castigado por Zeus y enviado al Hades, donde debe subir una enorme roca por una colina, pero cada vez que consigue subirla a la cima, esta vuelve a caer rodando, y tiene que volver a subirla indefinidamente. Este mito se usa como metáfora de los esfuerzos inútiles del humano. El hombre busca respuestas metafísicas; quiere creer que el mundo tiene un significado, especialmente uno que sustente sus ideales personales; pero todos esos esfuerzos van a fracasar, porque la vida carece del más mínimo sentido. Describe el absurdo como la confrontación entre esa búsqueda por parte del hombre y el silencio irracional del mundo. Entonces, cuando uno se da cuenta de esto puede reaccionar de distintas formas:
El suicidio filosófico: damos nuestro escepticismo, nuestra capacidad de filosofar y de pensar por nosotros mismos a una religión o creencia popular que nos hace sentir mejor con nuestro futuro. Y entonces, en vez de pensar por nosotros mismos si de verdad hay un Más Allá o cualquier otra pregunta metafísica nos entregamos a la reencarnación, a las fuerzas opuestas como el Yin y el Yang, al Monstruo de Espagheti Volador o a lo que sea que nos haga sentir mejor. Para el que se haya confundido, el Monstruo de Espagheti Volador, también llamado Monesvol, es la deidad a la que se rinde culto en el pastafarismo.
El suicidio: según Camus, la persona que se suicida es la que no logra comprender cómo funciona la vida. Las personas que no cometen el anteriormente mencionado suicidio filosófico inconscientemente nos anclamos a cosas que forman parte de nuestra vida y las hacemos nuestra razón de vivir (creamos nosotros una). Pero cuando perdemos eso tan importante, esa razón de vivir puede convertirse también en la razón de morir. Según él, la pregunta filosófica más importante de todas es si la vida merece o no la pena vivirla.
Y por último, la aceptación: tu vida carece completamente de sentido, y tarde o temprano debes aceptarlo. Pero no nos amarguemos con esto que ya bastante mala es la vida. Camus decía que mientras más experiencias has vivido a la hora de morir más veces has vencido al absurdo. ¿Entonces qué es lo que hay que hacer, cuál es el sentido de la vida? Solo vivir.