Este miércoles 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia hacia las mujeres, el IES La Janda convoca a toda la Comunidad Educativa para unir nuestras voces contra la violencia que se ejerce hacia las mujeres. Una violencia que tiene que ver con un único hecho: ser mujer.
A pesar de la pandemia, que nos ha obligado a vivir confinados durante meses, 41 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, y las llamadas al 016 (el teléfono de atención a las víctimas) han aumentado un 24% durante el presente año. Estos hechos demuestran que las mujeres que sufren violencia de género han tenido y tienen que convivir con su maltratador, aún en medio de la grave crisis sanitaria que todos los españoles estamos padeciendo.
Por otra parte, no podemos olvidar que desde que empezaron a contabilizarse las muertes por violencia de género en 2003, 1073 mujeres han sido asesinadas. La violencia de género no puede considerarse un problema de la vida privada de una pareja; todas las Administraciones Públicas y la sociedad en su conjunto, debemos participar en la erradicación de esta lacra social.
Sabemos que asesinar a una mujer es un acto delictivo, primitivo y salvaje, que utilizan los hombres machistas que consideran a la mujer un objeto de su pertenencia, una posesión. Estos hombres pretenden seguir imponiendo un modelo social tradicional y patriarcal, en el cual el hombre debe dominar, mientras la mujer debe mostrarse sumisa y dependiente. En muchos casos, es cuando las mujeres denuncian los malos tratos o cuando quieren finalizar la relación de pareja, cuando el hombre, fuera de sí, comete estos actos deplorables.
Sin restarles importancia a las terribles cifras anuales de víctimas, la violencia de género va más allá de estos datos, ya que estas muertes son la consecuencia de la desigualdad histórica y estructural que las mujeres hemos padecido y seguimos padeciendo.
Un ejemplo de desigualdad histórica vivido por el género femenino es el hecho de que no tuvimos acceso al voto en España hasta 1933, hace tan solo 87 años, lo que demuestra claramente que las mujeres éramos ciudadanas de segundo orden, ya que las decisiones importantes eran tomadas exclusivamente por los hombres hasta hace pocos años. Actualmente, la mujer ha conseguido introducirse en todos los ámbitos de la vida pública, pero observando la configuración de nuestros partidos políticos y de las cúpulas directivas de las empresas, no es difícil llegar a la conclusión de que para las mujeres es difícil llegar a puestos de responsabilidad.
La desigualdad que vive la mujer todavía en la actualidad, y que constituye el principal factor para que se sigan produciendo situaciones de violencia hacia el género femenino podrá ser superada cuando las mujeres participen de manera igualitaria en la sociedad, cuando las mujeres dejen de estar a la cabeza de las cifras de pobreza y desempleo, cuando consigan trabajos dignos que les permitan conciliar su vida personal y laboral.
La desigualdad y la violencia hacia las mujeres desaparecerán cuando se deje de usar la imagen femenina como objeto de consumo, cuando sus palabras se escuchen de igual manera y al mismo volumen que las de los hombres, cuando se las visibilice en todos los espacios sociales.
La violencia hacia las mujeres desaparecerá cuando exista una verdadera educación no sexista donde las niñas y los niños tengan un presente y un futuro con las mismas posibilidades.