Oh dulce y esperada primavera,
cuán bella es tu solemne presencia,
que impregna con una dulce fragancia
cada recoveco del alma mía.
Tú imagen, viva, floral, colorida,
llena de alegría a quien esté a tu vera,
no eres tan solo una estación cualquiera,
eres la esencia de las buenas nuevas.
Oh dulce y esperada primavera,
que purificas y renuevas almas,
dame fuerzas, calma, dame esperanzas.
Cuán eterna y ansiosa se hace tu espera,
pero esta siempre merece la pena,
si se trata de ti, oh mi primavera.
Gabriela Montiel Sánchez 1º Bachillerato A