Oh querida y gran pequeña armonía
Que tan ansiosa llegada has sido,
Curas mi dolor día tras día
Siendo mi sueño más compartido.
A tu mente donde yo resido,
Leo, fantaseo, jugueteo y revoleo.
Tu más preciada y vulnerable reliquia
Que ya todos conocemos.
Eres uno de esos diamantes
Convertidos en preciosas mariposas
Que pocos tienen, y muchos valoran.
Y cómo olvidarme de tan agradable brisa
Que a todos nos aprisa.
Pero en el alma quedas, querida primavera.
Lucía Altamirano Melero, 1º Bach. A