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No os molestéis,

ya   conozco la salida.

ANTONIO GALA

Solo si el cielo sigue siendo un lugar paradisíaco y lleno de felicidad y calma, puedo imaginar que allí debe estar Antonio Gala, a quien hemos perdido el pasado 28 de mayo. Solo si es un lugar privilegiado, puedo imaginármelo. Si nos ve, desde donde esté, nos mirará con su gesto de niño travieso y su sonrisa franca y burlona pensando agudamente que algo debe quedarnos de lo que intentó transmitirnos de manera incansable.

Así debe ser, pues Antonio Gala, desaparecido a los 92 años, tiene una dilatada carrera literaria que ha ocupado los lugares más importantes de nuestra vida, de la mía. Con un gran dominio de la palabra (era un gran conversador) siempre precisa e íntima, de gesto elegante, Antonio siempre me pareció sincero, divertido, directo, sin pelos en la lengua, expresándose con una cadencia musical, lenta, poco común, que a algunos podría resultar cursi, pero que ofrecía tal grado de verdad que era imposible no quererlo y admirarlo.

Ha destacado como poeta, dramaturgo, novelista y gran articulista de una época de nuestro país difícil y convulsa (la Transición española). El eterno buscador de la serenidad, como siempre se definía, estaba dispuesto a convencernos con sus escritos de la trascendencia de temas tan universales como el Amor, la Felicidad, la Muerte, la Verdad, el paso implacable del Tiempo…

Es todo ello lo que transmite en sus maravillosos diálogos con el también admirable periodista Jesús Quintero en el programa de Canal Sur TV Trece noches. Ahí los vemos, ambos ahora desaparecidos, bromeando sobre lo divino y humano. Ahí los vemos cómplices, seguros, planteando la vida sin ningún tipo de reparo.

Su punto de partida fue la Poesía, se inició en la revista Cántico de Córdoba, luego publicaría su primer poemario, Enemigo íntimo (1959), de corte barroco, pleno de imágenes, donde explora el tema amoroso buscando la verdad de este; elegancia y profundidad se dan la mano entre los versos en un canto único al amor, al paisaje y a sus elementos y gentes. Con el tiempo, lo que al principio era artificio, se desnuda y se hace esencial hasta llegar a su libro Tobías desangelado (2005).

SONETO DE LA ZUBIA

Tú me abandonarás en primavera,
cuando sangre la dicha en los granados
y el secadero, de ojos asombrados,
presienta la cosecha venidera.

Creerá el olivo de la carretera
ya en su rama los frutos verdeados.
Verterá por maizales y sembrados
el milagro su alegre revolera.

Tú me abandonarás. Y tan labriega
clareará la tarde en el ejido,
que pensaré: Es el día lo que llega.

Tú me abandonarás sin hacer ruido,
mientras mi corazón salpica y juega
sin darse cuenta de que ya te has ido.

Como dramaturgo recibió importantes premios, entre ellos el Nacional de Teatro Pedro Calderón de la Barca, Andalucía de las Letras

A él le debemos la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, ubicada en su Córdoba querida, que funciona desde hace ya veinte años. Anualmente se convocan plazas para que jóvenes de entre 18 y 30 años se dediquen a sus proyectos artísticos. Ponme como un sello en tu corazón, este maravilloso verso de El Cantar de los Cantares es el lema elegido por Antonio Gala para su fundación.

Su teatro es alegórico, cargado de símbolos, pura reflexión sobre la realidad, tomando distancia de esta. Lleno de humanidad, pues trata los temas del hombre y sus preocupaciones. Siempre buscando la Justicia y la Esperanza, dos conceptos importantísimos para él. Su universo dramático se impregna de lirismo, como todos sus escritos:

Dicen que existe la Paz en los verdes campos del Edén, hay que morirse para averiguarlo.

EUGENE O´NEILL

Es esta la cita que encabeza su obra Los verdes campos del Edén (1963), lugar símbolo del Paraíso, suerte de Locus amoenus, en ellos se da la dicha y la paz, la tan buscada felicidad. Se trata de un lugar donde todo el mundo es como debiera haber sido: como su madre cuando nació quiso que fuese (Los verdes campos del Edén).

Otras obras dramáticas que encierran crítica moral, metáfora interpretativa del presente, de contenido social, son: Noviembre y un poco de hierba (1968), Los buenos días perdidos (1972), Anillos para una dama (1973), Petra regalada (1980) o también Séneca o el beneficio de la duda (1987). 

Como narrador destacamos su novela histórica El manuscrito carmesí (Premio Planeta 1990). En esta obra indaga en el sentimiento del ser humano y sus relaciones con los demás en el marco histórico de la invasión musulmana. Narrada en primera persona, nos revela en cuatro partes la memoria del viejo Boabdil, último rey nazarí de Granada, que, desde su condición de exiliado, evoca la frontera arábigo- andaluza. Notamos su decadencia a partir de los distintos elementos realistas, muy bien transmitidos documentalmente en el desarrollo de la trama. Se trata de una novela que es puro sentimiento, pues se pasa al interior del personaje y sus emociones de amargura, fracaso, intranquilidad, nostalgia del amor… La historia avanza líricamente con la reflexión de un personaje que mira desde el futuro. En ella se insertan además romances y poemas de la tradición castellano- andalusí. Un regalo para los sentidos.

La frontera es, más que nada, un estado de ánimo, una manera de entender el mundo, algo que separa y que une. O sea, la demostración de que toda pelea tiene mucho de abrazo, y de que, para batir a un enemigo cuerpo a cuerpo, se le ha de escuchar latir el corazón.

El manuscrito carmesí

También el autor cosechó mucho éxito popular con su novela La pasión turca (1993), llevada al cine en 1994 por el director Vicente Aranda. Aquí el escritor indaga en los senderos del alma femenina, sus deseos, sus contradicciones y vacíos, sus verdades ocultas.

Pasó mucho tiempo en su casa más querida La Baltasara, una casa de campo rodeada de huertas y jardines que se encuentra en Alhaurín el Grande. Allí están enterrados sus más de 10 perros y allí se abrió en 2022 su Casa Museo en 2022. Probablemente en este lugar idílico se forjarían gran parte de los artículos reunidos en su libro querido Charlas con Troylo (1981), recopilación de sus escritos de los años 70, diálogos del escritor con su admirado perro, de gran sensibilidad y donde contempla entre sorprendido e indignado, el acontecer de las dificultades sociales, políticas y económicas de entonces (años 70).

Reflexiona el autor acerca de los temas que afectan al momento, en todos ellos notamos el gran cariño que tiene hacia su perro, Troylo, receptor incondicional de sus charlas. Leyendo este libro, no podemos dejar de admirar la capacidad de observación y agudo análisis de Antonio Gala ante las preocupaciones vividas en ese tiempo, sabemos entonces la importancia dada al mundo animal, que demuestra con gran ternura y lirismo.

Ojalá que Troylo, su gran aliado, su sempiterno y fiel compañero, su perro más querido, lo acompañe siempre dondequiera que esté. Todos los que admiramos su obra queremos que así sea, que nunca esté solo. Lo imaginamos charlando con él de la vida, Antonio moviendo elegantemente las manos mientras se apoya sobre cualquiera de sus muchos bastones, Troylo mirándolo con sus grandes ojos observadores y curiosos.

Adiós, maestro. Que la tierra te sea leve.

ADIÓS

Esta noche también he soñado contigo.
Corrías sobre el césped del jardín, vivo y dichoso, abanderando el rabo. Corrías hacia mí, me reclamabas. Tu ladrido pequeño henchía la mañana.
He alargado la mano, todavía dormido, buscando por la cama a tientas tu cabeza. Sin encontrarte, Troylo.
He encendido la luz. No estabas, Troylo.
No volverás a estar…
Dicen que no se pierde sino lo que nunca se tuvo. Es mentira…… Es mentira… Es mentira.

Charlas con Troylo.